Respecto A
Una caída por la escalera, un accidente de coche o una intervención quirúrgica: Numerosos sucesos de la vida dejan sus marcas en forma de cicatrices pequeñas o grandes. Casi todo el mundo tiene una o incluso más cicatrices que le recuerdan esas situaciones. Las cicatrices no sólo pueden causar un dolor considerable cuando se encuentran próximas a las articulaciones e impiden la movilidad, sino que pueden reducir también la confianza en uno mismo, especialmente cuando se localizan en zonas visibles del cuerpo.
¿Cómo se forman cicatrices?
La cicatrización es un proceso natural que aparece cuando la piel se repara a si misma, por ejemplo, a partir de un corte o una abrasión (vea también: Ayuda instantánea - Cortes y rasguños).
Ocurren cuando la capa externa de la piel, la epidermis, se corta y la lesión se extiende a la dermis. El organismo no es capaz de reemplazar el tejido destruido altamente especializado de la misma manera.
En su lugar, la herida es "reparada" con tejido conectivo: con el objetivo de curar la herida o lesión, el cuerpo produce una gran cantidad de colágeno para reparar el tejido cutáneo roto y dañado. El colágeno sirve para "unir" la piel dañada, ayudando a cerrar y curar la herida.
TAN PRONTO COMO TENGAS UNA PEQUEÑA HERIDA O RASGUÑO, TU CUERPO EMPEZARÁ A CURARLO.
Incluso después de que la herida se haya curado, el cuerpo continúa dirigiendo colágeno al sitio, lo que produce cambios en el tamaño y la forma con el tiempo. La cicatriz resultante no tiene una buena circulación de la sangre, a veces es irregular y menos elástica.
Las cicatrices, en algunas ocasiones, pueden ser áreas elevadas (cicatrices hipertróficas) o tener una apariencia hundida, dependiendo del daño causado a las capas subyacentes de la piel y el tejido. Además, se pueden producir variaciones en el color.